PRESEMINARIO AGUSTINIANO “NUESTRA SEÑORA DE LA SALUD”
PRESEMINARIO AGUSTINIANO “NUESTRA SEÑORA DE LA SALUD”
Por: Hno. Víctor Lozano Roldán, OSA.
Escribo estas líneas desde el Seminario Menor Nuestra Señora de la Salud de Iquitos, un semillero erigido por los agustinos del Vicariato para fomentar los gérmenes de la vocación en los jóvenes candidatos, bajo la dirección paterna de sus superiores. Aunque comenzó con la preocupación de fomentar las vocaciones de nuestro Vicariato, pronto se abrió a las otras dos circunscripciones misioneras agustinianas del Perú: la de Chulucanas en la sierra norte y la de Apurimac en la sierra sur.
Aquí pasan casi un año completo viviendo una experiencia comunitaria, mientras van discerniendo las incipientes señales de la llamada que han sentido. Normalmente son jóvenes con la secundaria terminada, al borde o recién superada la mayoría de edad, que buscan orientación y respuestas, pero sobre todo experiencias concretas de lo que significa la vida religiosa agustiniana. Los meses de marzo y abril reciben un curso básico de espiritualidad a la vez que asisten como protagonistas a todos los actos comunitarios: laudes, oración, desayuno y clases. Por la tarde comida, descanso, estudio particular y deporte o limpieza. Concluye el día con las vísperas, la oración, la eucaristía, la cena y tiempo de recreación comunitaria hasta que llega el silencio mayor y se invita al descanso. Tres veces por semana tienen un encuentro con el maestro para temas de vida, formación, valores o vivencias de la espiritualidad monástica.
De mayo a diciembre siguen un curso intensivo de lunes a viernes, diseñado como propedéutico para rellenar las lagunas de la secundaria y articular una preparación preuniversitaria que busca desarrollar en ellos las capacidades necesarias para enfrentar los estudios de filosofía y teología del año siguiente en el Seminario Mayor de Trujillo, a donde acudirán los que superen esta primera etapa. Hablar de Seminario Menor es hablar de disciplina, de hábitos positivos, de valores, de discernimiento en la oración, de experiencias comunitarias gratificantes, de fortalecimiento de la voluntad, de convivencia amical, de deportes y recreos comunitarios, del disfrute de un plan lector meticulosamente diseñado para el crecimiento personal. ¿Te animas a llamar?